Sarah Blasko. Vanidad. Julio

La cantante australiana Sarah Blasko estrena I Awake, un disco que grabó en Estocolmo rodeada de fotos de artistas como Frida Kahlo o Nina Simone, que le transmitían una sensación de honestidad. Sarah me recibe en su camerino antes de cantar en el antiguo cine DeRoma, en Amberes, y hablamos de este nuevo trabajo y de esa perseguida sinceridad.

Sarah, I Awake es tu cuarto álbum de estudio, ¿qué aporta a tu carrera?

- Es mi álbum más ambicioso porque lo he producido yo y he colaborado con la orquesta sinfónica de Bulgaria. Quería grabarlo con Björn Yttling pero nuestras agendas no coincidían y pensé que había llegado mi momento para producir. Tenía una clara idea de lo que quería conseguir y lo sentí como un paso natural. Siento que es mi álbum más sincero y emocionante. Creo que se nota en la voz.

Cuentas en tu web que pasaste la mitad de 2011 aislada en una casa de Brighton y que en algunos momentos pensaste que este álbum te mataría...

- Estuve viviendo en Londres durante un año y me fui a Brighton porque quería más tranquilidad para escribir. Creo que la mezcla de soledad y añoranza de tu país te lleva a un lugar muy honesto. Lo duro no fue el proceso de escritura sino la fase de producción, donde siempre hay gente que sugiere cosas y tienes que ser fiel a tu visión original; y cuando llegué a Bulgaria y me encontré frente a las 60 personas de la orquesta. Pensé que era un proyecto demasiado grande para mí pero estoy feliz de haber vencido mis miedos.

Brighton, Estocolmo, Bulgaria, ¿qué buscabas en Europa que no encontrabas en Australia?

- Buscaba un cambio. La escena musical australiana es relativamente pequeña y es bastante fácil acabar conociendo a todo el mundo. Quería salir de la zona de confort, conocer cosas nuevas. Vivir en otro país puede ser difícil pero te empuja a hacer mejor música.

Proyectas una imagen muy cuidada, ¿hasta qué punto te involucras en el diseño de la portada o las sesiones de fotos?

- Es difícil controlar las sesiones de fotos que realizo para las revistas pero me gusta elegir a los artistas con los que colaboro. Por ejemplo, vi la imagen de la portada de I Awake en una exposición en Estocolmo que había junto a la estación donde vivía. La veía cada día y no podía apartar mi vista de ella por la ambigüedad de sentimientos que proyecta: puede ser una persona que está muriendo, que tiene dolor, que está en éxtasis.... Me atraía la dificultad para descifrar su expresión. Tenía algo que me transmitía lo que este álbum significa para mí: todas las emociones están conectadas. Este disco trata de contrastes y tiene un lado oscuro y dramático que la imagen en blanco y negro representa muy bien. A veces, no es fácil encontrar artistas con la estética que deseas proyectar.

Estudiaste literatura inglesa y cine, ¿te gustaría escribir un libro o participar en una película?

- Me encanta el cine y me parece que la música juega un papel relevante en una película así que me gustaría implicarme en una banda sonora pero no siento la tentación de escribir un libro. Tengo suficiente con las letras de las canciones. La literatura la reservo como fuente de inspiración.

¿Hasta qué punto eres pudorosa o intentas no exponerte demasiado en tus letras?

- Ni siquiera me lo planteo cuando escribo. Mis letras salen de una manera natural. A mí me cuesta mucho mentir, fingir u ocultar mis sentimientos así que mis letras reflejan cómo soy. Si ahora nos vamos de aquí a tomarnos algo, en media hora te he contado mi vida. No es que sea una persona que no para de hablar pero si hablo, no me gusta hablar del tiempo. Me cuesta mucho no ser honesta o contenerme, para bien o para mal. Siempre he tratado de ser sincera pero con este álbum, lejos de casa, había un aire de rendirse, en un sentido positivo. Cuando lo escribes sobre el papel, deja de ser algo tan personal para convertirse en un sentimiento universal.


Sin embargo, en “God Fearing” hablas de obligarte a callar...

- Esta canción surgió después de una velada con gente de la industria musical con una visión de la música en la que prima la parte de la industria sobre la artística. Veían la música como un producto cuantificable que sube y baja. Es una postura muy alejada de la mía y volví a casa sintiéndome fuera de lugar. La canción habla de gente que toma algo bello y lo mancha.

En “Here” dices que hay momentos que configuran quienes somos. ¿Podrías identificar alguno de esos momentos de tu vida?

-   - Cuando tenía diez años recuerdo dos momentos que han sido muy importantes. Uno de ellos fue cuando senté a mi padre, que siempre nos ponía música clásica a mi hermana y a mí, y le dije: “Quiero que sepas que no me gusta la música clásica y nunca me va a gustar”. Ahora creo creo que era una forma de rebelarme contra algo que me gustaba y que tiene su continuidad hoy, que he buscado colaborar con una orquesta sinfónica. En parte por eso le he dedicado el disco a mi padre. También con 10 años decidí que creía en Dios y que iba a ser cristiana. Creo que eso ha afectado a mi visión de las cosas hasta el día de hoy.

¿Cuál es la situación ideal para escuchar este disco?

- Creo que escucharlo de noche y en soledad. Este disco habla de amor, de la muerte, de momentos de desamor, de enfrentarte a las cosas y no huir de ellas o asustarte. En muchas canciones hablo de despertar y valorar tus puntos fuertes.




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